La belleza...


No te quejes de que otros no te amen a ti o a la vida.
Si tú simplemente lo haces,
todo estará bien.

domingo, 19 de junio de 2011

Cuando el tiempo trajo respuesta


Por experiencia propia pienso que no siempre se consigue lo que uno espera al final del camino.

Esta vez el agua trajo este momento en que la soledad y la tristeza acuden a nuestra puerta para confesarnos que perdieron la apuesta.

Nosotros la ganamos, porque ni un ápice de esa oscuridad nos roza, ni el pensarla nos eriza la piel.

Los sonidos aparecen reflejados en nuestro ahora como la escalera que nos acerca al éxtasis.

Lluvia y mar se juntan en un solo suspiro; lágrimas se sumen en la tibia inmensidad que las absorbe, las contiene y las hace volver a su origen, brindándoles el dejo de esperanza que nos pide a gritos nuestro ser.

Objetos concretos se sumen en la abstracción de este tiempo que paró, y lo matizan encandilándonos. Dentro del cúmulo de luz no observamos, sólo sentimos, somos. Y ese sentimiento se convierte en lo indescifrable, lo indescriptible.

Aquel ser, producto del camino que surcaron sus amores, siente emoción. No sabe si creer en el cuadro que se dibuja ante sus ojos, que están inmersos en la costumbre abatida de la vulgaridad y la monotonía que causa el materialismo. Tras la superación de lo dubitativo del paréntesis sigue ardiendo la vela interna del idealismo, que nos hace continuar aprendiendo a volar en los cielos del mundo en que vivimos.

Con dolor, aquel sueño, como todos, tiene su final, a pesar del la interminable satisfacción que sólo nosotros sabemos que quedó guardada en el cajón más profundo de nuestro existir. Ese que cuando se abre causa que la mirada se pierda nuevamente en aquellos mares, y vuelva a ser libre, y vuelva a sentir, a experimentar el recuerdo.

Amanecemos en la circunstancia que habíamos abandonado minutos atrás, durante un lapso casi eterno. El contenido onírico siempre permanece, y en esta instancia se confunde con la vigilia, quisiéramos un intercambio. Esta vigilia termina siendo la incansable espera para que el alma se reúna nuevamente en inspiración y coraje y sea aquello que creemos: un pozo de agua interminable, en que sólo a veces divisamos algún reflejo, es uno de estos momentos.

Finalmente, cuerpo y alma se funden en un concepto, el ser en plenitud, que puede pensar, pero nunca deja de sentir.

2 comentarios:

  1. Asique filósofo y poeta feli! Muy bueno lo q escribiste! Nos estamos viendo filipoo!1 cuidesee

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  2. Qué lindo, Fe "...hay que sacarlo todo afuera, como la primavera; nadie quiere que adentro algo se muera. Hablar mirándose a los ojos
    sacar lo que se puede afuera,para que adentro nazcan cosas nuevas..."

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